Tendencias migratorias en América Latina

por Patricia Gainza – Los movimientos migratorios latinoamericanos son el resultado de la conjunción de una amplia serie de factores de índole histórica, política, económica, cultural y demográfica. Desde la época colonial hasta mediados del siglo XX la región se caracterizó por un amplio contingente de población inmigrante especialmente proveniente del sur de Europa. Otro grupo humano importante en la región llegó forzadamente bajo el tráfico esclavista. Otros inmigrantes de la región fueron en menor medida chinos y japoneses.

A partir de la década de 1950, lentamente la región dejó de ser receptora de migración para convertirse en expulsora. Hoy la migración internacional es la gran válvula de escape allí donde no se consiguen generar opciones de desarrollo genuinas. Los ciudadanos se movilizan en busca de oportunidades personales, laborales, económicas y sociales, aunque en muchos casos las condiciones de vida en los nuevos países son de mala calidad y se vulneran sus derechos humanos.

Relación emigrantes-inmigrantes

Según datos de CEPAL en los últimos cinco años ha habido un incremento considerable en el número de migrantes latinoamericanos y caribeños. De un total estimado de 21 millones en el año 2000, se pasó a 25 millones en el 2005. Esta cantidad equivale al 12% del total de 200 millones de migrantes a lo largo del mundo.

Dentro de América Latina y el Caribe, la cifra de inmigrantes total representa únicamente el 1% de la población regional, mientras tanto, el porcentaje de emigrantes sube al 4%. O sea que por cada inmigrante que llega a la región, cuatro personas están afuera. Algunas excepciones que se han convertido en polos de atracción dentro de la zona son los casos de Argentina, Costa Rica y Venezuela en América Latina y Puerto Rico, Barbados y Bahamas en el Caribe. Las poblaciones inmigrantes en estos países giran alrededor del 10% y en los casos caribeños superan esta cifra.

Desde el punto de vista de los emigrados, la mayor proporción del continente en términos absolutos la tiene México, con más de nueve millones. En un alejado segundo lugar se encuentra el conjunto de naciones de la Comunidad del Caribe con casi dos millones de emigrados; luego Colombia con un millón y medio; seguida por Cuba y El Salvador con aproximadamente un millón cada uno. Después encontramos el grupo de países que tienen aproximadamente medio millón de ciudadanos fuera de sus fronteras son: Argentina, Brasil, Ecuador, Guatemala, Haití, Perú y República Dominicana. El último grupo es el de aquellos cuyas magnitudes de emigrados oscilan entre los 100 mil y 450 mil: Bolivia, Chile, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Uruguay y Venezuela. El único país con una cifra inferior a las cien mil personas emigradas es Costa Rica. Estas cifras en términos absolutos alteran la relación cuando son vistas en términos relativos. Los porcentajes que destacan y fluctúan entre el 8% y el 15% son los casos de Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay.

Principales destinos

Estados Unidos es el principal destino para la población latinoamericana y caribeña que alcanzó 18 millones, es decir más de la mitad del total de emigrantes latinos (25 millones). Esta población junto a sus descendientes constituyen la primera minoría étnica de este país, pero no debemos olvidar que es una población altamente heterogénea.

Los destinos posibles de esta población se han visto diversificados en los últimos años. Esta ampliación se debe a la confluencia de los factores de expulsión, la demanda de trabajadores especializados, la construcción de importantes y organizadas redes sociales en los países receptores y los vínculos históricos. Para los tres millones de latinoamericanos que se encuentran fuera de la región (otros continentes que el Americano) los nuevos destinos son Europa, (España para los latinoamericanos; Inglaterra y Holanda para los caribeños; Francia, Italia y Portugal para los sudamericanos) Canadá, Japón, Australia e Israel.

La feminización de la migración

Si bien actualmente la migración mundial se caracteriza por haber alcanzado la paridad de migrantes hombres y mujeres, este es un hecho muy reciente. Es América Latina la primera zona del mundo que ya en los 90s es diferenciada por una muy alta participación femenina en la migración (de un total de seis millones de migrantes tres eran mujeres).

Esta migración femenina tiene específicamente una motivación laboral, pero sus efectos son muy amplios. Se acentúan los cambios en el rol femenino que ya se estaban dando como consecuencia de las nuevas características de la sociedad posindustrial. Cada vez es mayor el número de mujeres que migra autónomamente y que es la principal proveedora del hogar. La visión femenina revela cómo la división sexual del trabajo también modela la experiencia migratoria: tanto las condiciones de permanencia en los países destinatarios como la relación que las mujeres mantienen con sus países de origen.

Entre las principales responsabilidades de la mujer emigrante se encuentra el mantenimiento de los lazos familiares que preservan el circuito afectivo de la familia. Surgen como consecuencia de estas realidades migratorias nuevos conceptos: las familias transnacionales, la industria y el comercio nostálgico. Otra de las características es el aumento de la relevancia que tienen los montos de remesas en el continente. Su impacto macroeconómico es cada día más significativo para casi la totalidad de los países.

Las remesas que envían los emigrados

Para el 2005 el BID previó que las cifras de remesas a América Latina ascenderían a 55 mil millones de dólares, 10 mil millones más que durante el 2004 y casi el doble que durante el 2002 (cuando representaban 29 mil millones) [datos para 18 países].

Los países que en Latinoamérica reciben mayor volumen de dinero son México, Brasil, Colombia y El Salvador. Los que reciben menos son Trinidad y Tobago y Uruguay. De los cuatro primeros, El Salvador es el que tiene mayor dependencia de estos envíos ya que representan el 13,5% de su PIB. (Si se considera la relación entre remesas y proporción del volumen total de la economía, los principales receptores son los países pequeños con ingresos medios o inferiores). Sólo para Nicaragua las remesas representa un porcentaje mayor que para El Salvador, donde asciende al 15%. Otros países para los cuales los envíos tienen un peso relativo importante son: Honduras (10,7% de su PIB), República Dominicana (9,1%), Guatemala (6,8%) y Ecuador (5,9%).

Consecuencias negativas

Una de las consecuencias más serias de esta migración, común a todas las zonas en vías de desarrollo es la constante pérdida de capital humano, es decir de la población altamente calificada. Esto amenaza la consolidación de una masa crítica de conocimiento, lo que delimita las posibilidades de las naciones de origen para contar con estos profesionales necesarios para aumentar la competitividad. En cambio el país de acogida recibe grandes contingentes de capital humano sin que su formación le haya significado ningún costo.

Otras de las muchas consecuencias negativas de este proceso son la pérdida de poblaciones en edad productiva, la trata de personas, el tráfico de migrantes y la movilidad constante.

Todo parece indicar que en las décadas venideras la migración latinoamericana seguirá dándose con los mismos volúmenes. Esto sólo podrá verse alterado si se toman serias medidas en los aspectos que refieren a desarrollo económico de los países expulsores. Ningún muro podrá detener la continuación de esos movimientos, aunque sí sea una nueva forma de vulnerar sus derechos. Paralelamente, el posicionamiento de los inmigrantes en los países de acogida (especialmente en Estados Unidos) está atravesando nuevas épocas con altos grados de organización y participación, que sólo el tiempo dirá si se traducen en reales avances.
Bibliografía

BID (2004) Sending Money Home: Remittance to latin America and the Caribbean.

CEPAL (2006) “Cuatro Temas centrales en torno a la migración internacional, derechos humanos y desarrollo”, Montevideo.

Gainza, Patricia. (2006) “Feminización de las remesas, familias transnacionales y comercio nostálgico”, en: Revista Tercer Mundo Económico, mayo 2006, No. 204, Montevideo.

López-Alves, Fernando (2002) Sociedades sin destino, Editorial Taurus, Buenos Aires.

P. Gainza es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad América Latina). Publicado en el semanario Peripecias Nº 1 el 14 de junio 2006.