El mundo crece en las ciudades

por Rosa Salvador – El 54,5% de la población mundial ya vive en las ciudades, y llega al 75% en Europa y al 82% en Estados Unidos.

El hombre es ya una especie animal predominantemente urbana: más de la mitad de la población mundial vive en ciudades de más de 300.000 habitantes, y además su crecimiento se ha acelerado desde finales del pasado milenio de forma que se prevé que en el 2050 este porcentaje alcance ya al 70% de la población mundial.

“No es una hipérbole decir que estamos viendo el giro más significativo en el centro de gravedad de la economía de la historia”, señala la consultora McKinsey en su estudio sobre el mundo urbano. Porque no solo la población se acumula en las ciudades sino que aún más aceleradamente lo está haciendo la riqueza, de forma que según la misma consultora si ahora en las 600 ciudades más dinámicas del mundo vive el 23% de la población mundial, allí se genera el 55% del PIB…un porcentaje que llegará hasta el 58% en el 2025.

El ex alcalde de Barcelona, Joan Clos, director ejecutivo ahora de Habitat, la Agencia de las Naciones Unidas para la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible, destaca que el crecimiento urbano acelerado es una consecuencia, insospechada, del desarrollo de la economía del conocimiento.

Joan Clos, director de Habitat: “La urbanización crea valor y riqueza, pero puede generar problemas”

“Creíamos que las nuevas tecnologías de la información propiciarían la deslocalización de esos empleos pero ha sucedido lo contrario: se concentran en las ciudades, o en zonas urbanas específicas, con calidad de vida que se especializan y ganan atractivo para impulsar los nuevos sectores económicos que crean empleos de alto valor añadido”.

Clos recuerda que este fenómeno fue definido por el premio Nobel de Economía, Paul Krugman como la Economía de la Aglomeración: el valor añadido del empleo crece más cuanto mayor es el tamaño de la ciudad. “Por ejemplo en el sector financiero: tenemos a Londres y a 3 ó 4 ciudades más. Y lo mismo está pasando en otros sectores que lideran el crecimiento económico mundial como la biotecnología, la genética, el software o la inteligencia artificial”.

De hecho, desde el principio de la urbanización europea, en la baja Edad Media, las ciudades han ido sido motor del crecimiento por su capacidad para atraer inversiones y trabajadores formados. “En la época industrial la relación entre el crecimiento y el tamaño de las ciudades no era tan directa. Y aunque los servicios estaban en la ciudad la industria y sus empleos podían estar en las periferias, como fue el Baix Llobregat en Barcelona en los años sesenta. Ahora esto no es así”, explica Clos.

En las ciudades conviven los nuevos ricos con millones de pobres en barrios marginales

Los mayores cambios de la urbanización acelerada, sin embargo, los están sufriendo los países en vías de desarrollo, ya que “Europa se urbanizó en el siglo XX y ya tiene el 75% de la población viviendo en ciudades, y de manera similar Estados Unidos, que tiene el 82%” señala Antonio López Gay investigador del Centro de Estudios Demográficos de la UAB. Este crecimiento urbano, recuerda, se vio impulsado inicialmente por las migraciones del campo a la ciudad y más recientemente por la migración internacional.

“La dicotomía campo-ciudad no es nueva, y las diferencias entre estas dos comunidades tampoco son tantas como hace décadas – añade López Gay- porque el mundo rural ya no está aislado y sus habitantes viajan a menudo a la ciudad”. A su juicio las grandes diferencias son demográficas. “La ciudad atrae a los jóvenes, y especialmente a los más formados, desde hace décadas, por lo que las zonas rurales se han ido despoblando y envejeciendo”.

El campo se queda con una población menos cualificada (el 17% de los adultos jóvenes en las pequeñas localidades tienen estudios universitarios frente al 35% en las que tienen más de 100.000 habitantes). “Los habitantes de la ciudad, por ello, son más jóvenes, a menudo viven en hogares no tradicionales (monoparentales, reconstituidos, en pisos compartidos,..) y tienen experiencias personales o familiares de emigración, muchos son de otras etnias, por lo que son más propensos también a viajar y tienen además una visión menos local”. Con todo, recuerda López Gay, integrar esta diversidad también es un reto: evitar la segregación urbana.

En el 2015, las 600 mayores ciudades del mundo concentrarán el 25% de la población y el 58% del PIB mundial

Porque no toda la ciudad es rica: especialmente en las de los países en desarrollo, pero también en las banlieues de París o Bruselas viven millones de personas pobres, sin empleo o con empleos de bajo valor añadido. Y también hay un campo rico. “Las zonas de agricultura subvencionada en Estados Unidos y Europa, muy mecanizadas e innovadoras, son ricas” recuerda Clos, aunque conviven con otras zonas empobrecidas, de viejas industrias en declive. “El Nobel de Economía, Angus Deaton habla de las muertes de desesperación de las comunidades blancas poco educadas de Estados Unidos, un fenómeno que nos ha sorprendido a todos y que explica mucho del apoyo popular a Trump”, señala. El malestar rural no sólo es político, ni se limita a Estados Unidos: en Gran Bretaña el National Health Service ha podido dibujarlo con un mapa de las recetas de antidepresivos.

Las ciudades, propiamente consideradas, también están cambiando. En los centros urbanos hay barrios que crecen, y se disparan de precio, y otros que se marginalizan. Las ciudades, además, con su alta densidad de población, también pierden atractivo para las nuevas clases medias, que añoran un entorno más natural en medio del cemento: se extiende la ciudad difusa, los barrios residenciales, La Moraleja en Madrid, Sant Cugat en Barcelona, o los pueblos pequeños alrededor de las grandes ciudades de Suiza. “La dinámica urbanística está cambiando y es más compleja”, señala Clos.

Publicado en La Vanguardia, Barcelona, 7 de mayo 2017, aquí…