por Chema Caballero – Continuamente hablamos del papel que juega China en África y cómo su entrada en el continente ha alterado las relaciones que los distintos países tenían con sus antiguas metrópolis y el resto de los estados occidentales. La relación entre China y África no viene de ahora, ya en las décadas de los 60 y los 70 Mao Zedong quiso exportar su revolución a este continente enviando doctores, expertos en guerrillas y obreros para ayudar en proyectos africanos.
Como sabemos, hoy el interés chino por África subsahariana se centra, exclusivamente, en el aspecto comercial. El gigante asiático es el primer socio comercial de África y el principal inversor directo en el continente. Todo ello con un objetivo bien claro: conseguir los recursos naturales que necesita para mantener el crecimiento de su economía.
La cada vez más fuerte influencia china en África se materializa, desde el año 2000, en el Foro sobre China y África (FOCAC) que tiene como objetivo favorecer la cooperación bilateral.
Se puede afirmar que China fue pionera en romper la hegemonía de las potencias coloniales en África subsahariana pero en la actualidad no está sola. En los últimos años, el resto de los llamados países BRICS, Brasil, República Sudafricana, India, (China) y Rusia, se han unido a ella.
La Quinta Cumbre de los BRICS, que tuvo lugar en la ciudad sudafricana de Durban en marzo de 2013, significó el afianzamiento de esta alianza de estados y una declaración de intenciones: estos países quieren establecer su propio estilo de relaciones con África. Creando, incluso, su propio banco, el Banco de Desarrollo, para contraponerse al poder del Banco Mundial. La próxima reunión tendrá lugar en Rusia en junio de este año y posiblemente supondrá un reforzamiento de este camino. Sin embargo, estos países deben moverse con mucho cuidado porque ya están encontrando mucha oposición de la sociedad civil en diversos puntos del continente.
En los últimos años, Occidente ha sufrido una profunda y prolongada crisis financiera. En contraste, la mayoría de los países africanos han experimentado un rápido crecimiento económico. Ya hemos hablado con anterioridad, en estas misma sección, de que este presenta muchos puntos débiles como el impacto sobre el medio ambiente, la sostenibilidad y la cualidad del mismo.
En este crecimiento económico no cabe duda de que la intervención de los BRICS ha tenido mucho que ver. Ellos han sido capaces de responder a la cada vez mayor demanda de productos básicos por parte de los ciudadanos de África subsahariana (qué mercado africano no está abarrotado de productos chinos o indios, por ejemplo), además de invertir en sectores como la minería o las infraestructuras, entre otros.
Actualmente India es el principal comprador y acaparador de tierra en el continente con la intención de producir alimentos y biocombustibles, principalmente. Brasil y Sudáfrica tienen grandes inversiones por toda África, muchas de ellas en el sector de la minería. Finalmente, Rusia es uno de los principales exportadores de armas al continente, eso sí, por detrás de los Estados Unidos y otros países occidentales.
La mayoría de estas inversiones están en manos de compañías estatales en vez de privadas, como es el caso de las estadounidenses o europeas. El hecho de que las acciones de estas empresas estén determinadas por los planes estratégicos de los países a los que pertenecen presenta un perspectiva totalmente nueva en la lucha por el control del continente y el acaparamiento de sus recursos naturales.
Además, a diferencia de lo que ha sido la práctica de los Estados Unidos y Europa hacia África, los BRICS han optado por no intervenir en los asuntos de política interna de sus clientes y socios. Este aspecto es muy bien recibido por las élites africanas, sobre todo las que tienden a perpetuarse en el poder.
La irrupción de los BRICS en África ha facilitado nuevas fuentes de comercio, inversión, préstamos, ayuda al desarrollo e incluso de armas diferentes a las que tradicionalmente ofrecían los países occidentales y sus instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Estos llevan décadas insistiendo en la necesidad de implementar reformas que faciliten el libre mercado y la democracia al más puro estilo occidental. Los BRICS se alejan de estas políticas.
Todo esto está teniendo una primera consecuencia: el concepto de globalización, que normalmente se identifica con patrones occidentales y liderada por el sector privado, está sufriendo una profunda revisión.
Al mismo tiempo, el surgimiento de los BRICS y su cada vez mayor influencia en África está reconfigurando la geopolítica global, dando lugar al surgimiento de un nuevo espacio o región: el Sur, podríamos llamarlo, que cada vez está adquiriendo más autonomía de Occidente, el poder que hasta ahora controlaba e imponía todas las relaciones y políticas mundiales.
Las características que aúnan a esta nueva región es el compartir un pasado dominado por la explotación colonial, la continua intervención de Occidente en sus asuntos internos y economías, la dependencia en el pasado de la Ayuda Oficial al Desarrollo y el actual crecimiento económico.
No cabe duda que los países africanos se están beneficiando de la irrupción de los BRICS en sus vidas ya que, por ejemplo, la creciente demanda de recursos naturales por parte de China e India ha provocado una subida de precios de los mismos o la inversión en infraestructuras, liderada por China, para acceder a las materias primas está sembrando la geografía africana de carreteras, vías de trenes… También es positivo que la política de no interferencia en los asunto locales facilite que los distintos países africanos se sienten más libres para experimentar con nuevas fórmulas económicas, más autóctonas, que no vienen dictadas desde Occidente.
Todo esto está provocando una reorientación de las relaciones económicas de los países africanos desde Occidente hacia el Este y el Sur. Sin embargo, detrás de la retórica de cooperación Sur-Sur o globalización ganadora-ganadora (win-win) se esconden muchas desigualdades e injusticias.
Por ejemplo, como ya es tradición en África, las élites políticas se han mostrado muy hábiles en el aprovechamiento de este nuevo escenario geopolítico y en el terremoto que está provocando en las relaciones internacionales para reforzar sus propios regímenes y autoridad. Los BRICS se han mostrado propensos a colaborar en estos esfuerzos siempre y cuando se les asegurase el acceso continuo a los recursos, la tierra y los mercados. Claro es el caso de China que ayudó al gobierno de Robert Mugabe a monitorizar llamadas e internet antes de las elecciones, tildadas de dudosas, que tuvieron lugar el pasado 31 de julio en Zimbabue.
Estas acciones no nublan los efectos positivos. El crecimiento económico que experimenta África, y en el que los BRICS tienen mucho que decir, está provocando un alargamiento de las clases media y trabajadora de la mayoría de los países del continente. Estos estratos de la población presionan continuamente a sus gobiernos en busca de transparencia y una más justa distribución de la riqueza. Cada vez son más los grupos de la sociedad civil que luchan, por ejemplo, contra la usurpación de tierras, el saqueo de los recursos naturales, la degradación del medio ambiente… y que están poniendo presión en la relación y acuerdos de sus gobiernos con los países BRICS. Hay que tener muy en cuenta estas acciones sociales ya que pueden ayudar a configurar el futuro del continente y el papel que los BRICS pueden jugar en él.
Todo esto, y mucho más, se puede aprender leyendo el libro Rise of the BRICS in Africa: The geopolitics of South-South Relations, escrito por Pádraig Carmody, profesor del Trinity College de Dublín.
C. Caballero es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, Bachiller en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y Máster en Ciencias Sociales por la Long Island University de Nueva York. Llegó a Sierra Leona en 1992 donde trabajó como misionero javeriano hasta 2009. Es autor de numerosos artículos y varios libros, el último de ellos se titula “Los hombres leopardo se están extinguiendo”.
Publicado en Mundo Negro Digital, disponible aquí …