por Patricia Calatayud – Según la OIT, unos 12 millones de niños menores de 14 años trabajan en las fábricas del Tercer Mundo. Pero este no es el único abuso de las multinacionales, que también explotan y contaminan los países poco desarrollados.
Después de la crisis de finales del siglo XX, las corporaciones multinacionales comenzaron a trasladar sus fábricas a países pobres. Esta deslocalización fue debida a la inexistente legalización ambiental, la mano de obra barata y los incentivos fiscales que se otorgan a los inversionistas extranjeros.
Cada vez están causando mas “daños colaterales” en su búsqueda por la máxima rentabilidad. Estos daños se traducen en millones de muertes por el impacto causado tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Y muchas de estas empresas son las que después hacen campañas para promover la igualdad.
La población de estos países está sufriendo día a día debido a todo esto, por lo que sería necesario que no nos quedáramos de brazos cruzados y se realizaran denuncias y protestas para cambiar esta realidad. Aunque solo uno no pueda hacer nada, todos juntos sí podemos.
Carta al director publicada en el diario El País, Madrid, 5 mayo 2013.