La globalización del proteccionismo

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por Florencia Carbone – El mundo levanta paredes y por eso, la crisis iguala a los países emergentes con los desarrollados; pero aunque aplican el mismo remedio, la repercusión pública de las medidas tiene diferente impacto; en qué se diferencia el actual auge proteccionista con el que se dio en crisis anteriores; cuál es la tendencia a mediano plazo.

En el Primer Mundo también se consigue. A juzgar por lo que dicen los expertos, y lejos de tener exclusividad en el tema, los países emergentes tienen algo en común con el mundo desarrollado: el proteccionismo.

Guantes blancos; morder, pero no ladrar; sofisticación; transparencia; impactos invisibles? y la lista de parecidos pero no tanto podría seguir varios renglones más.

«De una forma u otra se observa una tendencia fuerte a defender los respectivos mercados por parte de muchos países, tanto los más industrializados como los en desarrollo. Es propio de momentos de crisis económica internacional. Los métodos que se utilizan muchas veces difieren y no siempre son considerados como consistentes con las reglas de la OMC. Por lo general los países tratan de aplicar sus políticas defensivas de una manera sutil, casi como para que no se perciba que lo hacen, algo así como morder pero no ladrar», dice Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank.

Diana Tussie, coordinadora del área de relaciones internacionales de Flacso Argentina, cree que, definitivamente, el tipo de protección es diferente y que depende mucho de los recursos que tiene cada país. «Si tenés moneda de reserva internacional y el mundo te la pide, es muy diferente. El impacto de las medidas de los desarrollados es invisible; en el caso de los emergentes no. Si inyectás dinero no se ve, aunque tenga su efecto; si ponés barreras en frontera, sí se ve, y encima tiene mala prensa. Acá hacemos cosas que son demasiado notorias, algunas en el borde de lo legal, pero en general los países trabajan en ese margen de maniobras y zona de grises.»

Ricardo Rozemberg, investigador del Centro Ideas de la Universidad de San Martín, explica que el fuerte impacto de la última crisis sobre los flujos de comercio internacional hizo que muchos países recurrieran a medidas restrictivas para mitigar la incidencia sobre las economías domésticas y que, con frecuencia, esas medidas exceden a la política comercial en el sentido tradicional y alcanzan a cuestiones tan amplias y diversas como los regímenes de compras públicas, la política cambiaria, la discriminación impositiva y los requisitos de contenido local.

«Los países desarrollados han utilizado buena parte de esos instrumentos, especializándose muchas veces en las políticas que no están relacionadas en forma directa con las trabas en frontera. Así, por ejemplo, en Estados Unidos se afectó el régimen de compras públicas, incrementando la discriminación para con los proveedores del resto del mundo», comenta.

¿A qué se debe la «mejor prensa» de las medidas proteccionistas que aplican los países desarrollados?

Rozemberg cree que proviene, por un lado, del hecho de que son el epicentro del actual proceso de crisis económica, lo cual justifica en cierta forma que tomen medidas para facilitar su recuperación. Por otro, porque si bien alteran acuerdos y reglamentaciones preexistentes, lo hacen de manera pública y de algún modo transparente. Y en tercer lugar, porque es factible que exista cierta complacencia de los mercados y analistas frente a las políticas que observan los países desarrollados.

«El sostenimiento público y transparente de los subsidios y el proteccionismo agrícola de las economías desarrolladas durante largas décadas es justificado por los mercados, analistas y académicos de diferentes partes del mundo desarrollado, sin ningún límite y/o cuestionamiento», explica.

Más que comunicación

Marcelo Fernández, presidente de la Confederación General Empresaria (Cgera) cree que el tema no pasa sólo por un aspecto de comunicación. «Se trata de la concientización de la población, que aún es nuestro déficit. Hay que edificar un país sobre bases sólidas, sustentadas por políticas de Estado de largo plazo, que trasciendan los gobiernos. Por ello siempre recuerdo las palabras de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ante los empresarios brasileños en San Pablo, cuando les dijo que hasta las dictaduras militares que gobernaron Brasil sostuvieron las medidas en favor de la industria local y que los gobiernos siguientes continuaron con las mismas políticas productivas», dice.

El proteccionismo, o el auge protector recrudece -casi naturalmente- en tiempos de crisis. ¿En qué se diferencian las reacciones actuales de las que se dieron frente a crisis anteriores?

Peña dice que la principal diferencia es que hoy los sistemas productivos están muy conectados entre sí.

«El concepto de hecho en el mundo que ha instalado la OMC refleja una creciente realidad económica en la que una parte cada vez más significativa de bienes y servicios se canaliza a través de cadenas transnacionales de valor y de suministro. De allí que en la aplicación de eventuales medidas defensivas frente a situaciones de emergencia, una preocupación fundamental es la de no afectar el propio aparato productivo nacional en la medida en que esté inserto en una compleja red de cadenas transnacionales de valor. Evitar tirarse tiros al pie es una preocupación dominante en las actuales políticas comerciales orientadas a mitigar los efectos de un cuadro económico global incierto en cuanto a su desarrollo», según Peña.

Raúl Ochoa, docente de la Untref, señala «diferencias metodológicas». Cita, por ejemplo, el caso de Estados Unidos con su «Compre americano» o el apoyo que dio a determinadas industrias (el caso de la automotriz es uno de los más claros); o lo que ocurrió en la UE donde países como Francia y Alemania aportaron a la recapitalización de empresas, pagaron parte del salario de los empleados de ciertos sectores para evitar despidos y subsidiaron firmas.

«No hay suba de aranceles, son medidas de apoyo interno. ¿Por qué tienen mejor prensa? Porque son de guantes blancos . Es cierto que impactan, pegan y lo hacen fuerte. Pero no hay suba de aranceles ni freno en frontera, son medidas de apoyo interno. La aplicación no se siente como «te estoy tirando el problema» sino como «estoy tratando de salvar empresas». Son medidas paliativas que, definitivamente, reciben mejor prensa», admite.

Guerra de monedas

El director del Instituto de Planeamiento Estratégico, Jorge Castro asegura que el proteccionismo en la economía actual -especialmente en los países emergentes y de modo particular en Brasil- es un subproducto de la apreciación inevitable de su moneda.

«La economía brasileña creció en 2010, el 7,5% y el año pasado, 2,7%. En el mismo período, el real se apreció más del 24% (es resultado directo del capital que reciben). Tanto la apreciación como la depreciación de una moneda ya no es decidida por los bancos centrales porque el sistema financiero está plenamente globalizado, fue, de hecho, lo primero en globalizarse. La apreciación/depreciación de la moneda depende de la entrada y salida de capital. Los Estados tienen herramientas para manejar eso pero todos los remedios son accesorios e irrelevantes porque la moneda se aprecia por la entrada de capitales», explica.

Según Castro, el principal instrumento del proteccionismo actual es la tasa de cambio. Y hace una advertencia: «El proceso de apreciación del real recién comenzó. El Presal (la reserva de petróleo submarina descubierta en Brasil) comenzará a explotarse en 2015 y entonces, el petróleo se sumará a la soja y al mineral de hierro».

¿Cuál es el rol de los gobiernos y de los organismos internacionales en medio de un contexto claramente proteccionista? ¿Cuál es el margen de maniobra real de un gobierno que ve aumentar el desempleo o peligrar la supervivencia de su industria nacional ante una avalancha de productos extranjeros en busca de mercados?

«La experiencia de estos años está poniendo en evidencia la necesidad de adaptar instituciones y normas internacionales -tanto globales como regionales- y que fueran diseñadas para un mundo que no existe más, a fin de que puedan desarrollarse acciones en el plano de la política comercial de los países que, a la vez, permitan defender los respectivos mercados y el empleo ante situaciones de emergencia económica y social, y preservar las condiciones de desarrollar cadenas transnacionales de valor, tanto por sus efectos en el comercio exterior como, en particular, en el del flujo de inversiones productivas», dice Peña.

Ochoa recuerda que, según los números de la OMC, el crecimiento del comercio en el mundo será leve en el corto plazo -si se tienen en cuenta los números previos a la crisis-, razón por la que es esperable que la tendencia al proteccionismo continúe.

Rozemeberg, por su parte, dice que si bien hasta el momento no se ha registrado una escalada proteccionista de magnitud comparable a la de la Gran Depresión como se temía, el deterioro de las condiciones económicas en Europa y la tibia recuperación en Estados Unidos plantean un escenario global pesimista para el comercio mundial del bienio 2012/13.

Señala que, de hecho, según el Reporte Global Trade Alert Nº 10, la incidencia del proteccionismo en el tercer trimestre de 2011 era tan alta como en el período más problemático de 2009, cuando la amenaza proteccionista frente a la crisis estaba en su máximo exponente.

Como consecuencia de ello, el reporte advierte que el sistema mundial de comercio puede enfrentar su mayor desafío este año, y una inquietud similar observa la OMC que, frente al recrudecimiento de la crisis económica-financiera, convoca a los países a evitar el proteccionismo como respuesta de política frente a las dificultades domésticas, preservando el libre comercio y la estabilidad de las reglas de juego vinculadas al intercambio internacional.

«En definitiva, si bien hasta el momento la escalada proteccionista global puede ser calificada como de baja intensidad, no se puede descartar el afianzamiento y profundización de este fenómeno en el próximo bienio», concluye Rozemberg.

Todo parece indicar que, al menos en el mediano plazo, el proteccionismo formará parte del léxico diario.

 

Publicado originalmente en La Nación (Buenos Aires, Argentina), el 10 abril 2012. Se reproduce aquí con fines educativos e informativos.