por Eduardo Gudynas – Octavio Ianni, uno de los más importantes pensadores latinoamericanos sobre la globalización, falleció en Brasil el pasado 4 de abril. Ianni, de 77 años, integró los primeros grupos de sociólogos brasileños formados bajo la influencia de Florestan Fernandes en la Universidad de Sao Paulo, desarrollando una larga carrera académica y un estilo agudamente incisivo.
Ianni estuvo exiliado fuera de Brasil durante la década de 1970, al tiempo del gobierno militar, pero regresó para ser profesor en la Universidad Católica de Sao Paulo, y aunque se jubiló años después de esa posición, enseguida se integró a la Universidad de Campinas como profesor emérito, donde ofrecía conferencias y seminarios. Justamente fue en esa universidad donde lo conocí personalmente hace algunos años atrás, comprobando el magnetismo que despertaba en los estudiantes sus conferencias y clases. Con una energía envidiable brindaba conferencias con una cadencia que por momentos eran pausadas y en otros se aceleraban al ir profundizando un tema, que usualmente redondeaba con conceptos impactantes. Así como ejercía erudición desde la cátedra, horas más tarde era un compañero más compartiendo distendidamente una copa en la mesa de un bar.
Su fallecimiento recibió una importante cobertura en Brasil, a la que se sumaron días más tarde medios como El País de Madrid o Le Monde en París; el presidente “Lula” da Silva en una nota oficial sostuvo que “Ianni deja una obra inspiradora para todos los que se empeñan a favor de la igualdad social, la reforma agraria, el desarrollo y la soberanía de Brasil”. La desaparición de Ianni deja un enorme hueco ya que la reflexión crítica en América Latina enfrenta muchas dificultades, y todavía son pocos los que pueden remontar la avalancha de traducciones de textos sobre la globalización publicados en el hemisferio norte bajo un pensamiento propio, en clave Latinoamericana y con rigurosidad creativa.
En los últimos años sus áreas de trabajo enfatizaban cuestiones sobre la sociedad brasileña y el análisis de la globalización. Dentro de su país, Ianni ofrecía regularmente agudos análisis, cuestionando decididamente desde una perspectiva de izquierda las estrategias de corte neoliberal seguidas por el presidente Fernando Henrique Cardoso, quien fuera uno de sus compañeros de estudios en la juventud. Después de la era “FHC”, Ianni se mantuvo fiel a sus ideas, y por lo tanto también cuestionó al gobierno de “Lula” da Silva, en temas como las políticas económicas.
Paralelamente, Ianni se dedicó intensamente a los problemas de la globalización, y sus textos cobraron importancia dentro de Brasil pero también en los demás países de la región. Debe subrayarse que Ianni ha sido un pionero en el estudio y la crítica de la globalización; sin duda lo fue en América Latina ya que ofrecía agudos análisis desde fines de la década de 1980, lo que a su vez certifica que también lo fue a nivel internacional, en tanto en aquellos tiempos la temática de la globalización apenas comenzaba a constituirse. Sus primeros estudios culminaron en el libro “A sociedade global” publicado en portugués en 1992 (en castellano en 1998), que junto a “Teoría de la globalización” (castellano 1996), son posiblemente sus textos más difundidos y usados. A esos aportes se les han sumando otros tantos, como por ejemplo “La era del globalismo” (1999) y “Enigmas de la modernidad-mundo” (2000).
A lo largo de esos aportes, Ianni considera a la globalización como un proceso múltiple propio del capitalismo, donde se repiten algunos procesos ya conocidos como el énfasis en el mercado, pero se le agregan nuevos actores, en especial las empresas transnacionales. Esto genera que el capitalismo avance de nueva manera sobre el propio proceso civilizatorio; a juicio de Ianni son las culturas las que cambian bajo los embates del globalismo. Su perspectiva teórica se nutría de muchas fuentes, entre ellas un marxismo inteligente, alejado de los dogmatismo, como de otras corrientes más recientes, todas las cuales reordenaba dentro de su propio universo teórico.
El sociólogo brasileño sostiene que el neoliberalismo y el globalismo se conjugan, donde “siempre privilegia la propiedad privada, la gran corporación, el mercado libre de restricciones políticas, sociales o culturales, la tecnificación creciente y generalizada de los procesos de trabajo y producción, la productividad y la lucratividad”, según afirma en “La era del globalismo”. Estas tendencias se dan en campos de tensiones y contradicciones que Ianni analizó durante décadas. En su temprano libro “La sociedad global” agudamente advertía que en lugar de movernos hacía un mundo de igualdades y perfección, se promovían la desigualdad y contradicción, donde la propia sociedad global se “muestra como una estructura de enajenación”.
Pero a pesar de todo eso, Ianni siempre fue un optimista, y es por ello que subraya que en esa estructura “se revelan nuevas luchas por la emancipación de los individuos, los grupos, las clases, las nacionalidades, las etnias, las minorías y hasta los continentes”. Es justamente ese optimismo el que transmitía Ianni en todas sus clases y escritos, y que nos deja como legado y demanda para enfrentar la globalización actual.
E. Gudynas es analista en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología y Equidad).